Rincones del Viejo Madrid

El famoso fotógrafo Alfonso realizó a principios de los años 50 un interesante trabajo destinado a promocionar la ciudad de Madrid. Se publicó en el libro"Rincones del Viejo Madrid" que constaba de 41 fotografías nocturnas de varios rincones de la ciudad, acompañadas de interesantes textos de Francisco Casares en castellano y en ingles. 

Llevo bastante tiempo dándole vueltas a la idea de volver a fotografiar esos mismos lugares y al final convencí a varios de mis amigos del foro formatomedio.eu para que se apuntaran a esta interesante aventura. Hubiese sido muy fácil fotografiar esos lugares con una cámara digital pero la idea era utilizar la misma técnica que en su día usó Alfonso.

Fotografiar Madrid por la noche con una cámara de cincuenta años no es tarea sencilla. Las condiciones de iluminación actuales nada tienen que ver con las de entonces, incluso la película utilizada tiene características muy diferentes a la utilizada por Alfonso. Pero es precisamente ese gran cambio operado no sólo en la propia ciudad sino también en las características de la película lo que hace mucho más interesante el "experimento"

La primera foto del libro titulada "La Plaza Imperial de la Villa" muestra una estampa de la Plaza Mayor que muchos de nosotros no hemos conocido. Una plaza con árboles, bancos, tranvías, farolas y nieve...


La foto que hice es muy distinta. La luz, la falta de nieve, la gente, una estatua encerrada no se sabe muy bien porqué. Lo único que permanece en su sitio hoy al igual que hace sesenta años son las estrellas y el caballo.


Otra de las fotos que más me gusta del libro es la del la "Calle del Codo". En esta fotografía Alfonso juega con la perspectiva y nos coloca una farola enfrente de la fachada de la Casa de la Villa. El suelo mojado contribuye a crear un ambiente misterioso, de miedo incluso...¿no servía para promocionar la ciudad?


La Plaza de la Villa está casi igual, salvo la luz. La mucha luz que sirve para hacer más habitables los diferentes lugares, se transforma en un inconveniente a la hora de fotografiar. Como la farola original ya no está, nuestro buen amigo Alberto se enfundó en una gabardina y se puso sombrero. Nos proporcionó este memorable y no menos inquietante momento de la calle del Codo. 


La Casa de los Lujanes le dio a Alfonso otra buena instantánea. Nuevamente una farola en primer plano y una lejana luz nos dan la sensación de profundidad.


Y nuevamente tuvimos que suplir la falta de la farola en primer plano con la bondad y paciencia de Alberto. La puerta está restaurada, a diferencia de los que sucedía en la foto original donde había una ventana.


El Pasadizo del Panecillo va desde la calle de La Pasa a la calle de San Justo. Su origen es muy curioso: se repartía un panecillo, de limosna, a cada uno de los pobres de la Villa que allí se presentaban. Estos panes se distribuían por una de las puertas del Palacio Arzobispal. El pasadizo fue cerrado con una verja  con el fin de evitar que se arrojasen basuras. También por lo peligroso del lugar, especialmente por las noches.


Pero la otra noche no parecía especialmente peligroso, como apenas se parece el lugar que fotografié al original fotografiado por Alfonso. Pero os aseguro que es el mismo.


En los próximos días, subiré más fotos. Las dos de la madrugada es una hora muy respetable para volver a casa... Intentar imitar 41 obras maestras en una sola jornada es muy difícil.


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